Judas el miserable (J. Andreu, T. Marmota, 1986)
Ahí va este éxito incandescente de Rockabilly hispano, que mezclaba el tex con un poco de rock nacional, a frenético ritmo, liderado por Toni Marmota (el del sombrero). La Frontera tenía, además de su lenguaje musical característico, una voz muy especial, capaz de saltar a otros géneros más comprometidos, pero al final lo único que hizo Javi Andreu fue participar en un disco de duetos con el enlatado Nino Bravo.
La canción que presentamos es un himno entrañable al malo de la película de vaqueros, personaje plano y destinado a una muerte ignominiosa a manos del facha bueno de turno (Wayne o Eastwood), aunque el texto da razones de su inclinación delictiva, como la falta de un hogar confortable y esa educación que pudieron recibir las niñas de la casa de la pradera (aunque de estas nada se supo una vez superaron la pubertad). Una concesión al accidentalismo (e implícitamente a la tabla rasa) que forma parte del imaginario moral occidental y católico (necesitamos guías ensotanados para sanar nuestra tendencia al salvajismo).
En fin, vaya por delante nuestra solidaridad con Judas: la sociedad es culpable y en particular los guionistas del western cincuentero.
No puede ser
¿Quién está ahí?
Creo que es él
Es Judas el Miserable
Hace tiempo que marchó
Ya está aquí
Ya está aquí
Ya llegó
Judas el Miserable
lleno de deudas y de alcohol
Viejo nació
en cuevas se crió
nadie le vio
a Judas el Miserable
De la montaña bajó
Mal bebedor
Mal jugador
Mal perdedor
Es Judas el Miserable
era un auténtico cabrón
Un día pasó
forzó a una menor
con sus huesos en la cárcel dio
Judas el Miserable
De la montaña bajó
Se escapó
a un guardia sobornó
a un juez asesinó
Judas el Miserable
y a la montaña volvió
http://www.youtube.com/watch?v=hvEDzLc6mcE&feature=related
Hasta mañana
3 comentarios:
Recuerdo a mi welo con la novela de Estefanía en la mano y a los ninios jugando con indios de plástico. Recuerdo esperar la película del sábado y ver salir a un cabezón raquítico haciendo el gilipollas vestido de gilipollas. Sí, daban una de Fred Astaire, nada de "vaqueros". Cómo odié a Fredaster y a Llinllerrollers. Sus nombres, sus ropas, sus canciones, sus payasadas pateando el empedrado, todo me resultaba repugnante.
Que tiempos aquellos del Western. "Sin perdón" uno de los mejores que se han hecho, se cargó la dualidad entre el bien y el mal propia de todo género comercial que se precie, de esos que a veces le gustan y a veces no a Jess el miserable.
¿Pero el miserable era Jess o era Judas? El árbol del ahorcado proyecta una sombra contrastada bajo un sol abrasador y los 12 u 11 magníficos no pierden la esperanza pues al tercer día seguro que viene el Séptimo de Caballería.
Tutututrurrutuuu
Joder, hay que hacer algo con las niñas de la Casa de la Pradera, tío. Eso me ha gustau.
León Trisky. El gallito de OK Corral.
Mucho antes de que llegara "Sin perdón" ahí estaba Ford, bajo la apariencia de John Wayne-Ethan Edward, corroido por el afán de venganza y convirtiendo a un personaje inicialmente oscuro y de triste pasado en un malo malísimo sediento de sangre, aunque sea la propia. Una pena que en "Centauros" cabalgen durante varios años sin salir de Monument Valley; tendríamos que volver a nuestra niñez para no reparar en ello.
Luego, no olvidemos, nos encontramos con otros malos que se nos despistan, el pueblo villano que calla bajo la dictadura del terror o incluso se une a la algarabía del linchamiento del protagonista; ahí tenemos ese emocionante final del "Arbol del ahorcado".. que levante la mano el que le deje indiferente y con el lagrimal seco.
Por cierto, Trisky, a pesar de que las películas de Ginger&Fried eran puro caramelo rosa, los números de baile de Fred sólo o acompañado continúan dejando a la altura del betún musicales con mucho marketing pero poco fundamento como "Chicago".
Bergman
Hola, Bergman.
Seguro que he visto "Centauros del desierto" pero no me acuerdo. He mirado por google y hay opiniones para todos los gustos sobre esa peli. Habrá que verla que me pica la curiosidad. Seguramente la vi y no reparé en la profundidad psicológica del personaje de Chon Wein y solo me fijara en las matanzas de indios, que era lo que me gustaba, a pesar de que iba con los indios. Clásico masoquismo del perdedor vengador que me tenía del lado de los malos, ya fueran los japoneses, los rusos, los alemanes o el Barça. No era una postura, en serio, lo pasaba realmente mal viendo como los malos siempre mordían el polvo.
Pues eso, que me disperso. De haber visto "Sin perdón" de niño quizás no le hubiese cogido el punto.
Pero lo de Ginger y Fred... quizás mi aversión a los musicales venga del trauma que me produjeron. No les quito el mérito a los danzantes y su ciencia del claqué pero yo no podía con ellos, era algo que me superaba. Las "películas de vaqueros" me encantaban aun sacándome de quicio a veces la falta de realismo. Ginger y Fred me las reventaban. No había cine, no había canales, no había vídeo, no había ordenadores: tiempos de barbarie. Había que esperar una semana para ver que daban. Ginger y Fred. Ese estar hablando y de repente ponerse a cantar en inglés y bailar, con cara de cartón, guachuguachu, tacatactacá... no lo soportaba. Era un caramelo rosa demasiado empalagoso y demasiado grande como para poder tragarlo.
Veré "Centauros en el desierto" y comentaremos el asunto.
Saludos.
León Trisky.
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