viernes, 5 de septiembre de 2008

Cantaloupe Island

Septiembre 6, 2008
Cantaloupe Island (H. Hancock, 1964).

Complaciendo al más feroz de nuestros críticos, que con su silencio desaprobador muestra su descontento por la derivación rockera del blog y, consecuentemente, su alejamiento absoluto del compás de 5/8, hoy nos corregimos un poco y colocamos en todo lo alto la pieza más manoseada de su ídolo Herbie Hancock, en la versión más jazzística y menos funkie, ya que la ha ejecutado incluso en ese estilo.

El virtuosismo del genio de Chicago (nacido en 1940), se pone bien a las claras en este standard de 1964, que aun y cuando mantiene las estructuras armónicas de las versiones más accesibles (catalogables dentro del Smooth Jazz o Jazz esponjoso), permite divagaciones y ciertas disarmonías  como testimonio de las influencias del maestro absoluto del nuevo jazz, el sagrado Miles Davies, que reclutó a un joven Hancock para su banda y le enseñó el valor del silencio.

La participación solista del saxo es lo más canónico del tema, sostenido dentro de los parámetros de sonido introspectivo -más en la senda del gran Coltrane, que del otro monstruo clásico, no otro que Charlie Bird Parker-, transitando en desarrollos sobre el leit motiv minimalista que da forma a la composición, recuperado íntegramente en la parte final del sólo. Finalmente, el juego de la sección rítmica es prácticamente testimonial, como en casi todas las versiones de este clásico, con un groove bajista de estructura, que no es más que una versión reducida del propio tema principal y un barrido de escobillas sobre platillo del baterista, cortado por síncopas desperdigadas sobre timbala y caja.

La introducción es una joya, o al menos eso me ha parecido, a ver qué nos dice el Dr. V.

StakanovDj

Hasta mañana

2 comentarios:

EV dijo...

Casi lloro (metáforicamente, a pesar de lo q digan las de la ciencia feminista) al conectarme en Milán y ver que te has acordado de mis preferencias. Gracias Jaime

StakanovDJ dijo...

Tu desprecio por la Ciencia feminista te califica de representante del patriarcado, o sea que no lo proclames por ahí que igual te queman en una hoguera, ahí estaremos ambos sufriendo el tormento de la nueva religión.